"La idea de escribir esa novela partió del deseo de explorar la prehistoria cubana y de ahondar en ciertos episodios escamoteados o deformados, porque creo que si queremos aprender quiénes somos, necesitamos conocer a fondo nuestra historia real. [...] La novela se mueve entre dos extremos temporales que cubren cinco siglos, desde el pasado indígena hasta un futuro cercano, para imaginar uno de los posibles caminos que pudiera tomar Cuba. Fue un ejercicio de optimismo, de 'wishful thinking', porque traté de concebir una vía democrática y pacífica a un conflicto que ya dura más de 60 años. ¿Es poco probable que ocurra de ese modo? Quizás. Pero creo que los escritores estamos en la obligación de mostrar la posibilidad de la utopía. No podemos construir algo si primero no lo visualizamos. Si solo imaginamos futuros oscuros y distópicos, nunca podremos abrir la viabilidad de otro mejor..." (Texto completo en PDF).