Desde que leí La caña rebelde, de Nina Berberova, vivía penando al creer, ingenuamente, que en la literatura cubana de hoy no se registraban ejemplos como el de esa rusa exquisita, poseedora de un estilo que, como las nubes, oculta toneladas de peso neto detrás de la apariencia más suave. Era sumamente desconsoladora la idea de que entre nuestros novelistas actuales [...] no acaba de imponerse la tendencia a mostrar los estragos del totalitarismo no sólo a través del enunciado común, lo anecdótico, las palabras crudas y otros énfasis al uso, sino también como lo hace Berberova, desde las irradiaciones del espíritu. Por ello quizá resulta tan estimulante la lectura de Gata encerrada [...]. Con la aparición de esta obra y con el alumbramiento de su personaje central, Melisa, quedan iluminados otros rumbos para la novelística de Cuba. (Texto completo en PDF).