Hace más de dos décadas, cuando el nombre de Gandalf apenas significaba nada para el mundo (excepto para unos pocos conocedores), y cuando la palabra "mago" no evocaba en la gente otra cosa que no fuera la imagen de un señor sacando palomas de las mangas, Daína Chaviano empezó a promocionar la obra de J. R. R. Tolkien en Cuba. Para los centenares de lectores que lo han pedido a través de su blog y de su página en Facebook, la autora decidió compartir el texto de su prólogo, que apareció en la primera edición cubana de El hobbit